miércoles, 26 de diciembre de 2007

Maltratadora arrepentida


Una joven asegura que denunció en falso tres veces a su marido, ahora en prisión y pendiente de un cuarto juicio



H. O. T., un joven langreano de 30 años, cumple quince meses de prisión en el centro penitenciario de Villabona por haber maltratado a su pareja, la paraguaya M. R. M., de 25 años. En febrero le espera un nuevo juicio, el cuarto, por haber remitido una carta a la mujer pese a una orden del juez, vía sentencia, que le impedía mantener contacto con ella. Los funcionarios de Villabona interceptaron la misiva y pusieron los hechos en conocimiento del fiscal, que ahora pide un año de cárcel para el recluso.

Sin embargo, la mujer que le denunció hasta en tres ocasiones por malos tratos -y con la que tiene dos niños de 5 y 2 años- asegura ahora que le denunció por despecho y que el hombre nunca le causó daño. «Si le denuncié es porque yo tenía problemas psiquiátricos en esa época y quería evitar que me abandonase por otra mujer. Ahora me arrepiento mucho de haberlo hecho y no puedo soportar que este hombre esté pasando por ese calvario, especialmente en estas fechas. Fue la única persona que me ayudó cuando más lo necesitaba y yo le he pagado de muy mala manera», aseguró ayer la mujer.

Dos de las denuncias de maltrato quedaron en nada, después de que la mujer se negase a ratificarlas. Por lo que respecta a la tercera, la mujer tampoco acudió al juicio, pero el hombre se vio obligado a reconocer que la había maltratado, según aseguró la mujer, para evitar que ella fuese acusada de un delito de denuncia falsa, que lleva aparejadas penas que van de seis meses a tres años de prisión.

Hace poco tiempo, H. O. T. había alcanzado ya el tercer grado, por lo que podía salir de la cárcel, pero la inminencia del cuarto juicio por quebrantamiento de condena impidió que abandonase la prisión. Según la mujer, el hecho de que se le hayan suspendido las visitas y que no pueda ver a sus hijos durante estas Navidades le ha movido a iniciar una huelga de hambre, que dura ya una semana. «Lleva cuatro meses sin ver a nuestros dos hijos y no puede soportarlo», añadió la mujer.

La mujer asegura, además, que fue ella la que reanudó el contacto con el hombre cuando éste se encontraba en prisión, ya que era el único sustento de ella y sus dos hijos, y la familia de su marido le había dado la espalda a raíz de su condena. En la carta que le remitía desde la prisión no había amenaza alguna, según la mujer, y fue escrita en el desconocimiento de que podía estar cometiendo un nuevo delito.

M. R. M. dice tener sólo un objetivo, hacer que su marido salga de la cárcel. Según ella, él comprende que las denuncias presentadas por la mujer fueron motivadas por su precario estado mental. «El chaval me aguantó de todo, que le quitase dinero y que le armase follón continuamente. Ahora le he hecho perder el trabajo y está en la cárcel por mi culpa», indicó.

«No soy capaz de reparar todo el daño que le he causado a este hombre durante todo este tiempo. No quiero perder a la única persona que me estaba ayudando. Soy una inmigrante que no tiene a nadie en este país», aseguró la mujer.

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