miércoles, 4 de junio de 2008

Trienio

Feliz trienio, Cari.


Dentro de cien días se cumplirán también los tres años de que enloquecieses de repente y te lanzases a hacer disparatadas predicciones, que el tiempo, ese juez implacable, se ha encargado de desacreditar con contundencia. A día de hoy, por suerte, ya nadie se cree aquellos infundios de mala pitonisa y patente queda que la dignidad de los vencidos cala más en el ánimo del pueblo que la indignidad de los traidores.


Yo, que no te recuerdo como particularmente imbécil, no podía más que asistir atónito a aquella carrera de despropósitos que no sabía bien a dónde podría acabar llevándonos, pero que cada vez se alejaba más de la razón y la cordura.


Puede que para tí todo esto carezca ya de sentido y se te haya perdido, como tantas otras cosas, en algún rincón de tu flaca memoria. Pero considera que si quien suscribe fuese o se sintiese mínimamente culpable de algo que no fuera meramente quererte (y de la única manera que sabe y puede) poco objeto tendría que tanto tiempo después siguiese aquí dándote la brasa.


No obstante, como no hay bien que por mal no venga, al menos tú has tenido la dicha de que a costa de mi sufrir pudieses llegar a conocer a ese ser, dechado de madurez, ponderación, sensatez, cordura, locuacidad e inteligencia (y con un saber estar y un aplomo dignos de encomio) que ahora disfrutas por pareja y que casualmente goza del status que yo pretendía y no me ofreciste para compartir tú vida. Yo tuve que casarme para poder vivir contigo, y ni así. Pero bueno, ya lo dicen los sabios refranes "vale más llegar a tiempo que rondar 13 años".


De todas formas (y no seré yo quien hable mal de tu novio, que para eso ya se sobran sus compañeros), harías bien en no fiarte demasiado. Ya lo irás viendo, él es como un huevo Kinder, guarda, no una sino varias, sorpresas en su interior que ya verás como irán saliendo. Vaya si irán saliendo!!!. Y cuando todo estalle (que estallará) va a quedarte poca gente tan abnegada como tu ex (que nunca te engañó) para echarte un cable que te aleje de tanta mierda.


Yo tendría fácil, bastaría únicamente un leve movimiento de mi índice, el acabar con esa burbuja de felicidad ficticia en la que vives. Pero prefiero ver cómo estalla desde dentro y que no pienses que me mueve el despecho. Ten esto presente cada noche mientras te tomas tus píldoras y pócimas de dormir y evitar los sueños.


Y, sé que no te importa pero, yo aquí sigo, respetuosamente al margen, aunque nunca demasiado lejos de ti, en esta soledad sobrevenida y no buscada en la que habito desde que dentro de cien días hará tres años enloqueciste de repente y te negaste a atender a las evidencias para precipitarte directamente en brazos de tus pánicos.


Personalmente me interesan hoy muy pocas cosas, y bastante distintas a las que guían los afanes del común de los mortales, pero con aquellas en las que creo soy inflexible. A estas alturas del partido convendrás conmigo que tú y yo aprendimos al menos un par de cosas juntos: la primera que no me rindo nunca, no sabría, y la segunda que el mar puede siempre más que el rompeolas.


Lo dicho. Feliz trienio, Cari. Un beso.

PD: Quién nos iba a decir a nosotros que en nuestras noches mientras yo escribía un libro de 300 páginas tú te estarías acostando con otro, ¿eh?

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